En una era en la que los eventos al aire libre se basaban en configuraciones estáticas, la organización de una manifestación de campaña, la reunión de la iglesia o el concierto a menudo tomaban 7-20 días, una pesadilla logística. Los planificadores de eventos enfrentaron lugares rígidos, riesgos climáticos y escalabilidad limitada, sofocando su capacidad para conectarse con el público. Ya sea que difunde ideologías políticas o mensajes espirituales, las ineficiencias en la ejecución de eventos se convirtieron en la norma